Ok, acá va lo primero que les debemos: El primer día en Paris. Faltan un par de fotos del segundo porque aún están en la cámara.
Paris fue hostil conmigo: el vuelo se canceló, el otro salió tarde, nos aburrimos como 5 horas en el aeropuerto de Ginebra, en Orly me tiré un músculo, me quedé atrapada en la entrada al metro por culpa de un negro (que no es lo mismo que un metro de encaje negro ni nada parecido...), el metro olía a pichí, nos recagamos de frío a 3 grados bajo cero, etc. La verdad, anoche, a pesar de haber perdido un día en Paris por la mierda de ProblemJet, lo único que queriamos era llegar y dormir.
Hasta que llegamos al Hotel. Hubiéramos sabido... el hotel es un schifo!! A las lámparas se les salen los alambres, el baño manchado entero, por no decir que meado en las paredes, la tele que tiene 7 canales, de los cuales sólo entendemos uno... Después de nuestro día de llegada a Paris decidimos que ya no viajamos más con presupuestos flaytes. O se viene con lucas o nos quedamos a oler pichí en Santiago.
Pero Paris tiene, para mí, una cualidad que me impresiona: es capaz de odiarte, tratarte como el hoyo y en dos segundos le perdonas. Una salida del metro al lado del Arco de Triunfo iluminado, las luces de la Torre Eiffel, los puestecitos de fruta en la calle... Y sobre todo, el que cada uno de los malditos edificios, cada esquina y cada calle de adoquines es increíblemente lindo. Cuando salimos hoy en la mañana a nuestro busecito hop on hop off yo no sabía para dónde mirar, todo es precioso!!
No es como otras ciudades que tienen un casco antiguo que es lindo e histórico... acá TODO es lindo e histórico. Me pareció una ciudad bien marcial, como con hartos monumentos de guerra o a los hitos militares. Me pareció ver las guerras y los soldados formándose y marchando como en ninguna otra ciudad. Nada se compara a pasearse por los Champs Elysees e imaginar que ahí formaban los soldados, pasar por los monumentos, las plazas donde colgaban a la gente o la hervían... yo me imaginé todo el rato a las multitudes prestas a presenciar un ahorcamiento o una hoguera o más que sea su cocimiento de prisioneros en agua hirviendo a ver si cae un restito de cazuela...
Porque claro, una cosa es pasearse por Buckingham y ver una estatua guacha de Oliver Cromwell, pero otra claramente es ver donde estaban las guillotinas, ver monumentos forrados en el bronce de 800 cañones capturados de los enemigos, ver la fosa que saltó la gente para robarse los rifles con los que que después asaltarían Versailles...
Hasta el obelisco egipcio en la place de la Concorde que es lo más neutro que hay tiene historia: lo pusieron ahí después de pelearse mucho tiempo entre monumentos republicanos y monárquicos. Hicieron un barco especial para traerlo y se demoraron un año en dejarlo listo. Tan cuático fue que en la base del obelisco del siglo XIII antes de Cristo que cuenta la historia de Ramses II, se cuenta la historia de como lo trajeron en el mil ochocientos y algo.
Esa plaza me gustó mucho, tiene unos monumentos chupi a la navegación en mar y río, como al parecer sólo los franceses saben hacer. Acá le pegan a eso de hacer estatuas. Todas me impresoinaron. Además hay estatuas de mujeres en todas las esquinas de la plaza que representan a todas las ciudades importantes de Francia: Lyon, Marseille, y creo que de esas nomás me acuerdo :P
EN las avenidas no hay muchos árboles. Aparentemente al caballero que diseñó varias de las importanes le parecía que los árboles le restaban majestuosidad a sus creaciones arquitectónicas y dijo rien de árboles!!! La verdad, si bien soy fan del verde, no los eché de menos. París es así.
Respecto al clima: impresionante, imagínense la cosa más tropical que pueda haber: poca oscilación térmica, un cielo que llueve torrencialmente en un minuto y despeja al siguiente para un sol esplendoroso, viento, cambios violentos, etc. Bueno, acá es lo mismo pero a 30 grados menos. Y en vez de lluvia, nieve y granizo. Llegamos a la torre Eiffel y nublado. Ya por el hospital de lisiados nevaba. En el Louvre, nevaba con viento y un frío que te morías. Llegando a los Champs Elysees, despeja y sol. Esplendoroso. AHí sacamos las mejores fotos, todo nevado pero con sol.
Algunos ejemplos del frío y las pintas que nos obligó a tener...
Yo encuentro que todo se ve más lindo con una capa de nieve: los árboles, los monumentos, las plazas, lo había comentado?
Como había despejado, decidimos caminar hasta la torre y subir al mirador. Regio, partimos cruzando los Champs Elysees, las tienditas, los adoquines, uno que otro Porsche, mil Smart, un Lamborghini estacionado en una esquina como si fuera una cosa cualquiera...
Sip, esos son copos de nieve en mi pelo frente a Versailles. Si te vas a cagar de frío, hay que hacerlo con estilo.
Se había nublado un poco, cosa que mis ojos son lentes agradecieron. Pero el mono de mal agüero dijo: "te apuesto que llegamos a la torre y se pone a nevar como energúmeno". DIcho y Hecho. No hicimos sino llegar a la base de la torre y empezó a nevar unos copos grotescos y con un viento que nevaba de lado. No se podía mirar nada porque se te metían los copos en los ojos y te quemaban la cara. Todos chillaban y se refugiaban en los pocos techitos que quedaban. Nosotros terminamos de mojarnos y helarnos corriendo al busecito que por suerte esperaba en la esquina (lo que no es tan habitual porque la frecuencia del busecito infame en invierno es pocasa).
Helados, decidimos dar la vuelta a la ciudad en el busecito y venirnos al hotel a calentarnos un poco y a secar la ropa (todavía me pregunto cómo, porque no hay secador... O_o)
Por supuesto que en el camino granizó, paró y casi despejo. Pero ya estábamos helados. Si bien nos dio para bajarnos en los Champs Elysees y caminar al hotel pasando por la foto de rigor en el Arco de Triunfo, agradecimos llegar a nuestro hotel pirujiento peros a la tina con agua caliente y escribir el blog tomando Coca Cola Vainilla y Fanta europea que es lo más delicioso que hay.
Al ratito vamos a salir de nuevo. Decidimos invertir e ir a comer a uno de esos cafecitos que dan al Arco.
Al rato... de vuelta.
Salimos a helarnos un rato y terminamos en un bistro o másbien Wistro, porque tenía Wifi, aunque nunca nos funcionó :( La comida era deliciosa, qué decir... Yo pedí un clásico francés que por suerte atinéa buscar por los bistros de acá: soup a l'onion (no me acuerdo cómo se escribe porque tb pedimos vino y estoy algo débil neuronalmente)
Eso, claro, tras pasar por Lamborghini Paris y que el mono babeara y sufriera. Pobre. Definitivamente Paris quiere que tengamos plata y volvamos cuando seamos ricos a gastar nuestros malditos euros.
Monos helados en Paris. Y eso que nos destapamos un poco la cara pa la foto.
